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«Tentenublo Wines»

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Roberto Oliván y su bodega.

Su bodega se llama Tentenublo Wines. Cuando abren sus botellas en Tokio o en Nueva York cuentan que el nombre hace referencia al repique de campanas que se utilizaba en Rioja Alavesa para alejar las nubes de granizo durante la maduración de la uva. “Tente” vendría a significar detente. Y “nublo”, nubarrón amenazante. La gente le puso palabras al repique de campanas: “Tente Nublo”. Detente nubarrón de granizo. Detente piedra de los cielos. Roberto Oliván es uno de los elaboradores más interesantes dentro de la nueva generación de productores riojanos. Trabaja con casi 10 hectáreas de viñedos familiares y otros nuevos que va adquiriendo poco a poco en Viñaspre, una pedanía de Lanciego en la Rioja Alavesa, situada en el extremo oriental de la Sonsierra con unas características muy definidas: Gran altitud, unos 620 metros y la mayoría de viñedos ubicados en replanos o formaciones llanas en lo alto de la montaña con característicos suelos de margas calizas y areniscas que otorgan una personalidad propia a sus vinos.

El porqué del nombre "Tentenublo".

Como ya dijimos, se denomina toque de tentenublo al que se hacía por repique de campanas en las tierras españolas en las zonas de Castilla y León, Castilla-La Mancha y parte de Aragón para alejar las tormentas de granizo. El toque iba acompañado de rezos a Santa Bárbara y letanías tales como: Si lluvia traes, ven para acá, si piedra, vete para allá. En la actualidad el número de parroquias que hacen el toque ha disminuido mucho. Una de las poblaciones en la cual se conserva este toque, es la Villa de Los Arcos en Navarra, en la cual desde el 3 de mayo al 14 de septiembre, todos los días, anunciando el mediodía, era costumbre conservada repicar el "tentenublo" con las campanas de la iglesia de Santa María. Actualmente se realiza este repique de campanas los domingos comprendidos entre esas fechas después de la Misa Mayor. Tal costumbre responde a la creencia de que mediante su repiqueteo las tormentas se contenían, se disipaban o por lo menos se suavizaban, sin producir los temidos daños en el campo. Al son de las campanas, los habitantes recitan la siguiente letanía: "Tente nublo, tente en ti, no te caigas, sobre mi, guarda el pan, guarda el vino, guarda los campos, que están floridos" Así mismo, servía de orientación para aquellos peregrinos que caminaban hacia el Sepulcro del Apóstol Santiago, dado que esta población es etapa casi obligada de dicha ruta.

Su objetivo.

El objetivo de nuestro proyecto es recuperar y elaborar vinos de viñedos de las zonas más desconocidas de la denominación, y con unos suelos especiales, replano estructural sobre margas y areniscas, y un clima extremo, más de 600 metros de altitud. Partiendo de esta premisa cada viñedo es único y por eso las producciones finales serán muy limitadas. El estilo que imprime Roberto Oliván a sus vinos, se basa en producir vinos de producción limitada, poniendo el acento en las diferentes parcelas y sus cualidades, además de la expresión de las diferentes variedades y su coupage en el viñedo, tal y como se hacia antiguamente. Bodegas Tentenublo trabaja sus viñedos en Viñaspre (Rioja Alavesa) con métodos biológicos y la mínima intervención, y apuesta por la fermentación espontánea para subrayar las sensaciones naturales de fruta fresca y un paso por boca vivaz y seductor. Un tinto desinhibido para disfrutar sin complejos en una reunión informal con los amigos. La elaboración se realiza en un gran depósito de hormigón en la antigua Cooperativa El Collado de Laguardia, en una bodega cuyos orígenes se remontan a los años ochenta. Cada parcela se vinifica por separado y para la fermentación se utilizan tan sólo levaduras autóctonas.

Sus vinos.

- Su marca más representativa es Tentenublo, procedente de suelos de margas areniscas rojizas. El nombre se refiere al antiguo repique de campanas con el que se ahuyentaban las nubes de granizo en los pueblos de Rioja. Roberto, de 33 años, elabora un tinto fresco, vivaz y de buen recorrido y mineralidad, con una producción de unas 8.000 botellas, y un blanco, aún más escaso, con unas 1.300 botellas, con unos pocos meses de barrica y base de malvasía con viura y alguna otra variedad mezclada en las cabezadas de sus viñas viejas.
- El segundo de los que él denomina "vinos de aldea" es Xérico, con una producción de 21.800.- botellas. Este vino es un claro homenaje a su abuelo, poniendo su imagen en la etiqueta. Este vino procede de suelos de margas calizas e incluye algo de viura en el ensamblaje.
-La línea Escondite del Ardacho, en honor a un tipo de lagarto local que se personifica en la etiqueta, se centra en parcelas concretas de material vegetal antiguo, con producciones minúsculas que en ocasiones no superan las 1.000 botellas. El Abundillano, del que hace 1.300 botellas, obtenido de una parcela de menos de una hectárea con un 9% de tempranillo y algo de malvasía. Las Paredes, con sólo 0,37 ha. de garnacha y también con algo de tempranillo.
- Las Guillermas es el tercer vino de esta gama y se nutre de dos parcelas colindantes, una de tempranillo y otra de viura, que representa hasta un 40%, y que dan lugar a un tinto especialmente original y marcado por una notable acidez que requiere desarrollo en botella.
- El último Ardacho en llegar es Veriquete, con 1.900 botellas, que nace en una parcela de margas areniscas de 0,41ha en Viñaspre con viñas de entre 50 y 110 años de edad. Es un ensamblaje de tempranillo (80%), garnacha (10%) y variedades blancas (10%) con uvas despalilladas y criado en barricas de 500 litros durante nueve meses.
Roberto quiere centrarse en su proyecto de Rioja y por eso ha dejado de elaborar Údico, un original txakoli de Álava que fermentaba en barricas de castaño. El tener algo más de tiempo le ha permitido dedicarse a las pequeñas viñas que va adquiriendo en los alrededores de Viñaspre, que cuenta con 26 parcelas actualmente, y con las que está elaborando una nueva gama de pequeña producción llamada Los Corrillos. De momento incluye el blanco Los Corrillos, menos de 1.000 botellas, con mezcla de variedades, jaen blanco, malvasía y viura, maceradas con pieles, Los Corrillos Tinto, 300 botellas, elaborado con tempranillo, garnacha y graciano de varias fincas fermentadas con raspón y criado en barrica de roble durante ocho meses. En breve saldrá a la venta Los Corrillos Rock Abo, menos de 500 botellas, que mezcla viura y tempranillo.

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